lunes, 17 de marzo de 2008

La soledad, la desconexion, las horas...



Nunca he sabido estar sola, me entra como un pánico escénico increible.

Para pasar las horas en las que estaré sola utilizo el viejo truco de: pasar las horas. Como si fuera una tarea encomendada, un montón de cajas de minutos embalados que tengo que ir abriendo y usando, abriendo y usando, uno menos....

Me amodorro, me meto debajo de la mantita naranja del sofá y veo pelis y pelis hasta que me estalla la cabeza. Entre ayer y hoy he visto 7. Bien! ya ha pasado la tarde. Luego me meto en la cama y leo y leo mientras las horas pasan en el reloj y se hace la madrugada, y me duele la cabeza mucho más, y los ojos, el cuello, el brazo, de la postura... no puedo dejar la hoja a medias, el capítulo a medias, ya puestos el libro a medias... Después de más de 24 horas de pelis, periódicos, suplementos dominicales y novelas sin descanso salgo a tomar el aire y camino durante más de una hora. Llamo a más de media agenda de mi telefono móvil. Es domingo. Son las 21:30. Nadie quiere tomar "algo", el que no tiene el síndrome del domingo tarde, acaba de llegar a casa y se ha calzado ya las zapatillas. Rehuso autoinvitarme a casa de nadie. Llego a Gran Vía pero no hay nada interesante, gente que camina, domingo noche, la mayoría estarán en el cine. Cojo un taxi y deshago el camino hasta casa. Vuelta a empezar. Gasto de minutos (segunda parte).

Sin embargo cuanto tengo el rebaño alrededor y la niña está dormida y mi chico está en casa, o no puede haber más gente y es nochebuena, a veces, algunas veces, me busco un recóndito lugar en el que absorta en mis pensamientos, haciendo como que les atiendo, como que veo la tele, perdida en mi pantalla de ordenador, me encuentro a mí misma. No quiero hablar con nadie. Necesito soledad, abstracción, huir.
No hablar, no pensar. Sólo dejar que el pensamiento fluya como un torrente. Que fluya, que pase de una historia inconexa a la siguiente.
Experimentar ese fantástico reset mental, en el que nadie importa, casi insensible al entorno, a la vida, me tiene enganchada.

Me acuerdo de los días de cole. Me sentaba en mi pupitre colocaba los codos sobre la mesa, apoyaba la cara en las manos y click! me desconectaba por completo....sola y absorta en mis pensamientos en una clase abarrotada de gente... me encantaba llegar a esa sensación tan placentera de tener los ojos abiertos y no ver más que lo que pasa por dentro de tu cabeza. Desaparecía la visión de la clase y cambiaba por mi mundo secreto, mi yo verdadero, mi vida oculta. Nadie percibía la increíble y mágica transformación. Imperceptible para los demás, invisible, inaudible.... yo seguía siendo gris y pequeña rodeada de leones, víboras, planetas por explorar, los ojos abiertos como platos. Estaba ahí pero no estaba. Ahí sigo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

miss monypenny,
es un placer leerte y comprenderte, te veo en tu clase, en tu mundo... en tu sofá.
si te consuela, me siento tan absurda que hoy haré torrijas... no se que hacer con mi tiempo, ya sabes, eso, o un falso documental sobre la thermomix conmigo de infiltrada-vendedora.
soso

Blink dijo...

soso, gracias!
seguro que tus torrijas me devolverían a la realidad. la reunion de thermomix puede ser la caña. después podríamos ir a otra de tupperware y pasar 24h. con varias vendedoras de avon llama a tu puerta. ya veo los creditos de tu documental, como de los años 50, con señoras de pelo perfecto desafiando al agujero de la capa de ozono y faldas almidonadas que hacen fru fru al moverse.
tomate tu tiempo para ver por dónde van los tiros del siguiente tramos vital. ya sabes que yo tambien te entiendo, comprendo y apoyo.
besos.

Hatt dijo...

Desde luego, es difícil comprender al género humano, siempre deseando lo contrario a lo que disfruta: si está sólo querría estar con más gente. Si está con más gente, preferiría estar sólo...

Lo peor es que en el fondo todos somos iguales.

Un saludo.

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