viernes, 4 de mayo de 2012

La abuela inglesa que vive en mi: El Botánico de Chelsea y el Mejor Pub de Londres


Apuro mis ultimos días en Londres cada vez más metida en harina... me lo noto hasta en el acento, empiezo a cantar como una loca y mis gallos británicos cada vez son más naturales (yo se lo que me digo). Así que a pesar de esta melena negra, de estos ojos oscuros y esta pinta de guiri por la que nadie pensaría que soy una english rose, me dicen constantemente en los museos si soy member, si vivo aquí y hasta me preguntan por la direccion de uno u otro sitio. Efectivamente una abuela inglesa vive en mí, una de esas señoras de pelo cano y zapatos cómodos que salen en Little Britain, que se sientan en las paradas a esperar el bus, que compran lencería en Marks&Spencer y  que viven en algun whatever-shire. Estas señoras, como la abuela que vive en mí, hacen apple or plum crumble, rhubarb and custard cream, eton mess, cherry pies y toman el té en tazas de porcelana con flores. Dolores Umbridge, la de los platos de porcelana de gatitos de Harry Potter, no me llega ni a la suela de los zapatos.

Mi marido se parte, pero sabe que es cierto, se ha casado con una mezcla de mi abuela y de la suya, que llena las estanterías de la cocina con latas hasta arriba, no vayamos a pasar hambre un dia, y que sonríe cuando la nevera está a punto de estallar de vegetales frescos y enormes trozos de carne. Mi abuela, la que vive en mi y yo, acompañada de mi hija adolescente (no se que relación tendría la abuela que vive en mi con mi hija llegados a este punto) nos hemos ido al Jardín Botánico de Chelsea -The Chelsea Physic Garden- y luego a comer al pub. Donde la abuela que vive en mi se ha puesto hasta las trancas de un maravilloso Shepherd's Pie acompañado de una copa de Pinot Noir de Nueva Zelanda (es una abuela algo sofisticada).

El Botanico de Chelsea es un must desde hace años en mis semanas londinenses y el único sitio (junto a la Tate Modern) en el que he considerado seriamente hacerme member. Contribuir a algo bello para que otros puedan disfrutarlo es de una satisfacción inmensa. La visita cuesta 9 libras, pero el placer indescriptible de pasear por ese jardín, contemplar los brotes verdes (aquí si que los hay y por todas partes), las flores, las mandrágoras, los invernaderos, los helechos, los arboles en flor y los arbustos de delicadas hojitas.... sin olvidar la tienda, que os recomiendo efusivamente por lo kitsch, llena de platos de flores, tazas de flores, paños de cocina de hierbas y flores, libros de flores, posavasos, servilletas (en fin, cualquier cosa que pueda tener impresa una flor o una reproduccion de un libro de botánica) es un pasatiempo que siempre me hace sonreir.

La entrada, junto a la pequeña caseta en la que pagas religiosamente la admisión, siempre está flanqueada por Peter, Mark y Lucy, tres ancianos -como la abuela que vive en mí- que te saludan amablemente, comentan el tiempo, y te guían gratis -si te apetece- por el Jardín. Lo cierto es que tras haber venido varias veces (y teniendo en cuenta que soy poco amiga de cualquier guia) hoy he dicho que sí. Y Peter, con su cara iluminada nos ha contado lo de las monocotiledoneas y dicotiledoneas, se ha explayado con la historia de las mandragoras, cómo la bella dona era una planta que ansíaban las doncellas porque les aportaba belleza arrebolando sus mejillas y dilatando sus pupilas (las doncellas debían estar además colocadísimas y encantadas de la vida). Nos ha enseñado, con perfecta dicción clásica británica, cómo los ingleses traían los primeros brotes de té de China a la India en pequeños invernaderos portatiles en barcos y con su voz de BBC One nos ha relatado la historia de los primeros apotecarios y el landlord de Chelsea, el señor Sloane, que dió el braguetazo con una viuda rica cuando contaba apenas con 30 años. La abuela que vive en mí ha sonreido constantemente a Peter que, para no llevarnos a error, ha comentado varias veces que él no era botánico, y luego se ha despedido estrechando su mano con cortesía. Hemos dado un par de vueltas más. Es increible que esto esté en pie desde mil seiscientos y pico (ha recordado la abuela que vive en mí, sin poder precisar la fecha concreta).

Y tras el paseo, nos hemos dirigido al pub The Surprise, otro de los maravillosos tesoros que esconde el barrio. Un pub que pertenece a una cadena de nuevos pubs ingleses, Geronimo's, decorados en plan country style con mesas de madera lavada, paredes empapeladas, mobiliario clásico provenzal, sillones fantásticos recien tapizados y un menú espectacular de lo que se denomina gastropub: comida clásica inglesa pero actualizada. Os recomiendo el mapa de pubs de esta cadena y que no dejeis de buscar uno en vuestra próxima visita, cuanto más escondidos y más metidos en barrio estén, mejor.

Como la abuela que vive en mí bebe agua con gas en España, aquí ha decidido trincarse una copa de Pinot Noir mientras esperaba la leak and potato soup. Los dos chicos que atendían el pub han bromeado con la abuela que vive en mí, mientras mi hija adolescente se sonrojaba cada vez que uno de ellos traía o llevaba alguna cosa, se ha sonrojado incluso cuando le han preguntado si quería pan o cuando le han traido un vaso sin hielo. Lo cierto es que eran dos versiones del principe Harry, con el cuello de la camisa levantado y el pelo algo de pincho despenaido adrede. A mi hija y a la abuela que vive en mí nos encantan los chicos británicos, esa mezcla de torpeza con descaro, esa elegancia innata, esa delgadez que no lo es... no se qué tienen pero tienen algo.

A la salida, nos hemos cruzado con dos abuelitos vestidos de uniforme rojo que nos han saludado levantando la gorra negra. Lo que más le gusta de Chelsea a la abuela que vive en mí es que en este barrio no hay apenas turistas y flipa un poco cuando me ve reflejada en los escaparates de las tiendas con mi melenón oscuro.
Ha comenzado a caer una lluvia fina de camino a casa y hemos apretado el paso, aunque creo, que la abuela que vive en mí ha desaparecido y dado un rodeo para comprar algo de lencería en Marks&Spencer.



Chelsea Physic Garden
Botánico de Chelsea
66 Royal Hospital Road
Chelsea
London SW3 4HS

The Surprise
6 Christchurch Terrace, Chelsea,
London SW3 4AJ
Tel: 020 7351 6954




















1 comentario:

Anónimo dijo...

Miss Monypenny,
una pena no haber sabido que iba usted a Londres, le habría hecho llegar una invitación para el Blades y el Mouton Rothschild del 34 la estaría esperando (ellos no lo saben, pero yo también soy socio).
Por cierto, magnífico blog: ya sabe usted que soy un malo con un gusto exquisito.
Siempre suyo,
Ernst Stavros Blofeld

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